jueves, 28 de abril de 2011

Camille Pissarro


Boulevard Montmartre, nocturno, 1897
Jacob Abraham Camille Pissarro, más conocido como Camille Pissarro (Saint Thomas10 de julio de 1830 - París13 de noviembrede 1903), fue un pintor impresionista y después neo-impresionista francés.
Está considerado como uno de los fundadores del movimiento impresionista. Como decano del impresionismo tuvo un importante papel de conciencia moral y guía artístico. Pintó la vida rural francesa y escenas del barrio de Montmartre. Entre sus discípulos se cuentan Paul CézannePaul GauguinJean Peské y Henri-Martin Lamotte.



Edgar Degas


Bailarinas Azules Edgar Degas
Es considerado uno de los fundadores del Impresionismo. No obstante, su estilo se desmarca del grupo en varios aspectos, fundamentalmente en su preferencia por los temas urbanos con escenas iluminadas artificialmente, en lugar de la pasión por la naturaleza y la luz natural de otros miembros del grupo; su formación académica se evidencia en que no abandona el dibujo sino que lo convierte en elemento esencial de sus elaboraciones de figuras, predominando pues la línea sobre el color; abandona la técnica al óleo para dedicarse exclusivamente al pastel; utiliza encuadres que lo acercan a la fotografía



Pierre-Auguste Renoir

Rosas en un Jarron - Pierre Auguste Renoir


Pierre Auguste Renoir (25 de febrero de 1841 - 3 de diciembre de 1919), es uno de los más célebres pintores franceses. No es fácil clasificarlo: perteneció a la escuela impresionista, pero se separó de ella rápidamente por su interés por la pintura de cuerpos femeninos sobre los paisajes. El pintor Rafael tuvo una gran influencia en él.



Claude Monet

Saint Giorgio Mayore en el Crepúsculo Claude Monet


Claude Monet (14 de noviembre de 1840 en París - 5 de diciembre de 1926 en Giverny) fue un pintor francés a quien a partir de la mitad de su carrera artística se le adjudica el estilo impresionista. Sus primeras obras, hasta la mitad de la década de 1860, son de un estilorealista. Monet logró exponer algunas de estas obras en el Salón de París. A partir del final de la década de 1860 comenzó a pintar obras impresionistas.


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miércoles, 27 de abril de 2011

Realismo fotográfico


En mi último texto subido a nuestro blog “Estilos, sólo aparentemente opuestos”, quise demostrar que las supuestas diferencias entre corrientes artísticas a menudo resultan relativas. Me referí en particular a la propuesta neoclásica y la romanticista que sólo a primera vista parecen responder a temperamentos totalmente opuestos.

Sin embargo, este mismo fenómeno podemos seguir observando con las propuestas en directa continuación: El Romanticismo y el Realismo parecen ser otro “par” de corrientes que se llevan como fuego y agua. La primera exalta las emociones más inquietantes y proclama un subjetivismo radical en el arte, mientras la segunda pretende registrar objetivamente su entorno, considerando al artista como un testigo fiel ante su realidad externa. Observamos a Gustave Courbet, François Millet y Edouard Manet en este contexto. Sus obras nos hablan de la gente común con su trabajo, sus actividades domésticas o esparcimientos, sin involucramiento emocional por parte del artista. Por lo menos, esa es la idea.

La pregunta es, si verdaderamente pueda haber objetividad en una obra. En este caso, lo que plasmamos no debe afectarnos, simplemente hay que registrar lo que sucede. Si veo a dos hombres picando piedras o a una pareja de campesinos rezando con su canasta de papas, no voy a emitir ningún juicio, ni mucho menos de cómo en lo personal a mi me parece.

¿Es posible? ¿O el simple hecho de escoger una escena en particular ya nos habla de un punto de vista personal del artista? Probablemente… y aquí nos encontramos con la misma relatividad que acompaña a tantas corrientes artísticas. Las clasificaciones no son absolutas. François Millet pintó en  “El Ángelus” (1857) a dos personas concluyendo su trabajo de campo por este día, dando las gracias por las papas que se llevarán a casa, porque esto era “lo que Millet veía a diario”…, y 30 años más tarde a Vincent van Gogh le gana el llanto frente a esta obra por la carga emotiva que percibe.

Objetividad absoluta parece ser anti humano. Queriendo eliminar cualquier elemento subjetivo de una obra, significaría despedirnos de la sensibilidad artística. Uno no sólo escoge un tema, sino también considera el “cómo” y el “para qué” plasmarlo.

Con este texto quiero invitar particularmente a descubrir la fotografía como un documento social que nace en este mismo tiempo del “Realismo”. Paralelamente a las propuestas pictóricas se dan los pioneros de una nueva técnica, idónea para el propósito de un “registro inmediato”. En particular pienso en Jacob Riis (1849 - 1914), periodista y fotógrafo danés, y Lewis Hine (1874 - 1940), sociólogo y fotógrafo de los Estados Unidos. Sus fotografías nos muestran a niños durmiendo en la calle o trabajando en las fábricas; personas sin hogar amaneciendo sobre desechos u obreros arreglando maquinas enormes. Vemos los interiores de las casas sencillas o la ropa colgada en el tendedor: Miradas breves, sin pretensiones, sólo abriendo los ojos para fijar qué existe.

Se trata indudablemente de un Realismo fotográfico: Todo es “de verdad”, no se agrega, ni se omite ningún elemento. No hay nada imaginario, ni exagerado. Y sin embargo sería difícil hablar de una ausencia de emociones. El simple hecho de agarrar la cámara y querer registrar tal escena ya es una intención subjetiva y emotiva. ¡Y qué bien que sea así! Porque así seguimos apreciando miradas de seres humanos involucrados en el mundo y asumiendo un compromiso de cronista para que a futuras generaciones nada se les nos olvide.

¡Allí están las fuentes para descubrir a estos personajes! Y a otras más como Paul Martin, Peter Henry Emerson, Frederick Evans o más adelante Alfred Stiegliz, Hugo Brehme o August Sander, entre muchos más. Todos ellos nos regalan un registro fiel y a la vez sensible respecto a lo que vive el ser humano. Y... ¿será que el Realismo, tal cual, no existe, sino que siempre es también subjetivo?

martes, 26 de abril de 2011

Édouard Manet

Manet: Olympia, óleo sobre tela, 1863, Museu d'Orsay, París

De todos los artistas de su tiempo, Manet era quizás el más contradictorio. Aunque se le consideraba un personaje controvertido y rebelde, Manet se pasó casi toda su vida buscando la fama y la fortuna, y lo que quizás sea más importante, un pintor que ahora es aceptado como uno de los grandes, solía mostrarse inseguro de su dirección artística y profundamente herido por las críticas hacia su obra.Tuvo que esperar al final de su vida para conseguir el éxito que su talento merecía. Pese a que se le considera uno de los padres del Impresionismo, nunca fue un impresionista en el sentido estricto de la palabra. Por ejemplo, jamás expuso con el grupo y nunca dejó de acudir a los Salones oficiales, aunque le rechazaran. Afirmaba que «no tenía intención de acabar con los viejos métodos de pintura ni de crear otros nuevos».1 Sus objetivos no eran compatibles con los de los impresionistas, por mucho que se respetaran mutuamente.


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Francois Millet

"Las espigadoras" 1857, Jean-François Millet 

Jean-François Millet (4 de octubre de 1814 - 20 de enero de 1875) fue un pintor realista y uno de los fundadores de la Escuela de Barbizon en la Francia rural. Se destaca por sus escenas de campesinos y granjeros, donde quiere expresar la inocencia del hombre campesino en contraposición a la degradación que acompaña al ciudadano inmerso en la sociedad industrial.

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Gustave Courbet


Gustave Courbet "Autorretrato"
En un primer momento, pinta el paisaje, especialmente los bosques de Fontainebleau y retratos, con algunos rasgos románticos. Pero a partir de1849 es decididamente realista. Courbet es de hecho el «fundador» del realismo y se le atribuye la invención de dicho término.
Escoge temas y personajes de la realidad cotidiana, sin caer en el «pintoresquismo» o «folclorismo» decorativo. Su técnica es rigurosa con el pincel, con el pincel plano y con la espátula, pero su mayor innovación es la elección de temas costumbristas como motivos dignos de los grandes formatos, que hasta entonces se reservaban a «temas elevados»: religiosos, históricos, mitológicos y retratos de las clases altas. Reivindicaba la honestidad y capacidad de sacrificio del proletariado y afirmaba que el arte debía plasmar la realidad. En 1867 expone nuevamente en la Exposición Universal de París. Influye y aconseja a los primeros impresionistas.


jueves, 21 de abril de 2011

Arquitectura neogótica


El estilo arquitectónico neogótico se refiere al movimiento peyorativamente denominado como pseudogótico, consistente en laarquitectura realizada a imitación de la gótica medieval. Por su común rechazo al racionalismo neoclásico, es un estilo vinculado con el romanticismo, y por sus implicaciones políticas, con el nacionalismo. Como arquitectura historicista es una reelaboración que reproducía el lenguaje arquitectónico propio del estilo gótico con formas más o menos genuinas.
Apareció en Inglaterra a mediados del siglo XVIII. En el siglo XIX la Europa continental vivió una auténtica fiebre neogótica que restauró y completó catedrales, como la de Barcelona. En 1836 se construiría en este estilo el Parlamento de Londres. En Francia destacó la labor restauradora y reconstructora del francés Eugène Viollet-le-Duc.

Arquitectura Neogótica: Castillo "Neuschwanstein" en Alemania


El castillo de Neuschwanstein se construyó en una época en que los castillos y las fortalezas ya no eran necesarios desde el punto de vista estratégico. Nació como una pura fantasía romántica, una composición de torres y muros que pretendía armonizarse con las montañas y los lagos. Capricho excesivo para algunos, homenaje a la imaginación para otros, combina eclécticamente varios estilos arquitectónicos y su interior alberga múltiples piezas de artesanía no menos fantásticas. Su diseño no es funcional, sino estético, siendo en buena medida el producto de la mente de un escenógrafo teatral.


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Arquitectura Neogótica: Parlamento de Londres

El período en el que se prolongaron las obras de esta monumental edificación coincide con la época de propagación del neogótico historicista. Frente a las construcciones del gótico pintoresquista, prima aquí la interpretación académica de los repertorios góticos históricos y una distribución regular y equilibrada de los espacios que no evita las simetrías. Las morfologías estilísticas conectan con el gótico tardío, con un gusto por la filigrana que ha pasado a ser característico de los excéntricos ingleses del siglo XIX. El esfuerzo de Barry y Pugin fue el de vestir un edificio de proporciones regulares de ascendencia vagamente clasicista con los elementos estilísticos propios del gótico nacional.


(fuente: http://www.artehistoria.jcyl.es)

miércoles, 20 de abril de 2011

Estilos, sólo aparentemente opuestos


Es un fenómeno que nos encontramos con nombres de diferentes corrientes, como “Neoclasicismo”, “Romanticismo” o “Realismo” y nos sugieren que se trate de propuestas determinadas con características propias y exclusivas, claramente distinguibles entre un estilo y otro.

Pero, francamente, no es así. Las aportaciones artísticas, no importa si se trate de arquitectura, escultura, pintura, música o literatura, no se dejan encajonar como propiedad de una corriente en particular.

Personalmente siempre me han llamado la atención los límites desvanecidos entre el Neoclásico y el Romanticismo, dos propuestas aparentemente opuestas: Aquí chocan el temperamento apolíneo y el dionisíaco, el primero se identifica con los ideales de la Ilustración, el segundo proclama la duda respecto al ser humano como ser pensante, reconociendo su dimensión oculta, indomada y profundamente emocional.

Los dos estilos viven paralelamente entrando al siglo XIX y el gran tiempo de ambos se extingue alrededor de 1850. El Romanticismo es la directa respuesta al Neoclasicismo y sin embargo sorprende que existen numerosos personajes que se pueden considerar tanto clasicistas, como también romanticistas.

El primero que se me viene a la mente es Karl Friedrich Schinkel (1781 - 1841), el arquitecto alemán que ya mencioné en el texto “Neoclasicismo, parte 2”. Si observan el breve video de su obra en nuestro blog, se sorprenderán tal vez de la diversidad de su obra: Encontramos propuestas claramente clasicistas, como el teatro de Berlín, pero de pronto construye iglesias que parecen retomar un aire medieval, como por ejemplo la iglesia de Friedrichswerder. También destacó como pintor y sus obras hasta prefieren escenarios romanticistas, como en “Catedral gótica al lado del agua” (1813) o “Castillo al lado del río” (1815).

¿Qué sucede aquí? Un hombre ilustrado, sensible para la belleza clásica que para él representa valores como claridad, orden y armonía, se explaya en visiones nostálgicas que celebran la arquitectura sublime de un pasado nacional. ¿Es contradictorio?

Recordemos por un momento la situación política de estos tiempos: Acaba de pasar un gran intento que buscaba terminar definitivamente con el Absolutismo y constituir un nuevo orden social que es la Revolución Francesa. Napoleón, a pesar de ser “producto” de esta iniciativa, convierte los propósitos originales en su contrario al adoptar la actitud de un emperador con intereses enfermizos que se realizan en invasiones bélicas por toda Europa. La coalición anti napoleónica, Inglaterra y Prusia (Alemania), para hacer frente a las imposiciones francesas culturales, glorifican su propio pasado donde la arquitectura gótica recibe una dimensión simbólica: Nos habla de grandeza e identidad de un pueblo que se opone a la moda napoleónica al estilo romano.

En este sentido no sorprende que particularmente en Inglaterra y Alemania nace un fenómeno arquitectónico que se llama “Neogótico”. ¡Observen el parlamento en Londres, construido entre 1840 y 1888! Parece una fortaleza medieval en todo su esplendor. También es el momento en que se dan asociaciones artísticas como “Los Prerrafaelistas” (1848) que retoman un ideal estético “antes del Renacimiento”: En sus pinturas abundan elfos, princesas y caballeros medievales, las leyendas del Rey Arturo o del mago Merlín. Paralelamente en Alemania se da un gran movimiento literario que colecciona por primera vez los cuentos de hadas que sólo existían como tradición oral, allí destacan los hermanos Grimm. Y ahora ya no nos extrañan las tantas ruinas góticas que encontramos en las pinturas de Caspar David Friedrich: Nos remiten directamente a un pasado histórico donde (para ellos) existía unidad e integridad popular. Esta proyección es romanticista. Es un lamento que medita lo perdido y la añoranza de mejores tiempos se desahoga en el lienzo.

Lo mismo sucede con las propuestas góticas de Karl Friedrich Schinkel que alternan con las referencias a los antiguos griegos: Ambas épocas, tanto la Antigüedad clásica, como la Edad Media, representan modelos sociales y culturas estéticas que brindan una orientación en tiempos de confusión política y pérdida de identidad.

Pero hay todavía otra reflexión que nos resuelve la aparente contradicción de tendencias clásicas y romanticistas dentro de una sola persona. Aquí nos ayuda Friedrich Wilhelm Nietzsche (1844 - 1900): En “El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música” (1872) examina los dos temperamentos estéticos principales, lo apolíneo y lo dionisíaco, buscando una compensación entre ambos para encontrar un equilibrio que corresponde a la propia naturaleza humana. Quiere decir, de por sí, todos reunimos anhelos de orden y claridad, soberanía y auto determinación con otros deseos de entrega plena al mundo emocional, al derroche y la embriaguez sentimental.

Y, para concluir, quiero relacionar todavía a un personaje más con este tema: Alexander von Humboldt (1769 - 1859), geógrafo, naturalista y explorador prusiano-alemán. “Naturalista” significaba por estos tiempos una formación profesional que incluía conocimientos respecto a la etnografía, antropología, física, zoología, ornitología, climatología, oceanografía, astronomía, geografía, geología, mineralogía, botánica, vulcanología y el humanismo. Quiere decir, estamos indudablemente frente a una persona de espíritu ilustrado que reúne inquietudes científicos con preocupaciones morales. Pero allí todavía no hay ninguna ambigüedad, sino en el hecho de enfrentar dos compromisos que asume para su propio proyecto de vida: el de servir como científico a su nación y el deseo incansable de viajar. Aquí está su espíritu romántico que añora descubrir lo desconocido, abandonar las seguridades cotidianas y entregarse de pleno a la aventura emocionante. Humboldt inicia sus grandes viajes a la edad de 30 años. Parte de España para llegar a Venezuela, Cuba, Colombia, Ecuador, México y los Estados Unidos y atraviesa de nuevo el océano regresando a Francia. El viaje dura seis años y es apenas el inicio de múltiples excursiones futuras, entre las cuales cruza el enorme país de Rusia hasta llegar a la frontera de China. 

Por supuesto había “razones oficiales” para estos viajes, antes de todo estudios mineralógicos y botánicos, pero leyendo sus bitácoras de viaje nos encontramos con un hombre perdidamente emocionado con la naturaleza. ¡Descubran sus textos! Nos comparte la plena noche estrellada del trópico, los sonidos nocturnos de la fauna silvestre en la selva o la majestuosidad de los volcanes que son todas experiencias de lo sublime. Reconociendo su inferioridad se siente en casa dentro del gran orden cósmico, amigo de flora y fauna y el ser explorador significa para él acercarse a un ideal de amor y felicidad: “Hay que permanecer sereno y firme en compañía de la naturaleza, para no perderse entre los conflictos humanos”. Si todavía no conocieron a Humboldt… ¡allí les espera su obra!

miércoles, 13 de abril de 2011

Joseph Mallord William Turner

Lluvia, vapor y velocidad, pintado en (1844).

El talento de Turner fue reconocido muy pronto, convirtiéndole en un académico a los 23 años. Tal independencia económica le permitió innovar de manera sorprendente para muchos. De acuerdo con la Historia ilustrada del Arte, de David Piper, sus últimas pinturas fueron denominadas fantastic puzzles (rompecabezas fantásticos).8 No obstante, Turner es reconocido como un genio: el crítico inglés, John Ruskin, describió a Turner como el artista «que más conmovedoramente y acertadamente puede medir el temperamento de la naturaleza».


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Caspar David Friedrich


Monje a la orilla del mar.
Como es característico de la pintura romántica, Friedrich pintó sobre todo óleos sobre lienzo. En alguna ocasión utilizó el formato del retablo y empleó el oro, a la manera de los artistas medievales.
No obstante, inicialmente se dedicó a hacer dibujos a la pluma, con tinta china y acuarela. A partir de 1800 comenzó a utilizar preferentemente la tinta de color sepia. Aunque se le atribuye un óleo en 1798 (Barco naufragado en el Océano Glacial), lo cierto es que no generalizó el uso de esta técnica hasta más tarde, empezando a aparecer en gran número sólo a partir de 1807.
Perteneció a la primera generación de artistas libres, que no pintaban por encargo, sino que creaban por sí mismos para un mercado libre de galerías.



Eugène Delacroix

La libertad guiando al pueblo. Cuadro de Eugène Delacroix pintado en 1830.

En 1815 siguiendo la recomendación de su tio, el pintor Henri-Francois Riesener entra en el taller del pintor neoclásico Pierre Narcisse Guérin, donde Théodore Géricault y el Barón Gros fueron sus maestros. Visitaba frecuentemente el Louvre, estudiando y copiando a los grandes pintores que admiraba: RubensVelázquezRembrandtPaolo Veronese, y se debatió entre la tradición y el clasicismo y el deseo de hallar, tras las apariencias, la realidad. El pintor paisajista Bonington le enseñó a pintar la naturaleza. Raymond Soulier le inició en la acuarela.


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