viernes, 8 de abril de 2011

N. Blake ha dejado un nuevo comentario en su entrada "(2) El Neoclasicismo: Una estética al servicio de ...":

Desde hace unos días quería comentar y no había encontrado la oportunidad para hacerlo, well, veamos… Como te comentaba el sábado (me parece…) al inicio de la clase, es triste ver cómo una corriente que retoma a los romanos en cuanto a anatomía y temas artísticos/políticos/sociales, se conforman con tomar tan poco de ellos, plasmando sólo lo que necesitan, dejando de lado el resto de ideales grecorromanos; siempre he sentido al arte neoclásico como un objeto vacío, dónde el cascarón es lo importante aunque el contenido esté hueco; como bien dices, es una corriente que no me transmite nada, son cuadros, edificaciones y estructuras hermosas, bellísimas, funcionales pero sin alma, totalmente son como muñecos en una aparador, están por estár, existen por existir pese a que su existencia está ligada a la representación de los buenos modales y un cánon de ciudadano perfecto a seguir.

Tal vez esto último es más claro cuando vemos las pinturas de David… A él jamás se le hubiera ocurrido que estaba traicionando el significado del arte puro, ‘No,’ hubiera dicho él, ‘Estoy convirtiendo al arte en algo funcional, en algo noble, como siempre, como todos’ y exactamente ha sido así siempre, lo que en un inicio encargaba la iglesia, en esta era de la Ilustración el absolutismo y la política enmarcan la gustosa necesidad de usar el arte para su beneficio, es como iglesia revolucionaria. El propósito es un arte diseñado para que aquellos que lo vean se conviertan en ciudadanos virtuosos, ¿El ejemplo más claro? La muerte de Marat, esta pintura es tan perfecta, trágica y poética ¡Que uno casi lo cree! Pero en mi caso, y el de muchos, supongo, tanto arte disfrazado para mejorar la sociedad, tiene el efecto contrario, porque es una gran mentira.


No hay comentarios:

Publicar un comentario